Se dice cuando te queda un chichón, moretón o bulto bien notorio por un golpe. Suele salir después de un partido picante, una caída boluda o alguna aventura medio salvaje. Es de esas frases que exageran un toque para que se entienda que te la diste fuerte, y encima queda graciosa.
"En el picadito me comí un rodillazo y ahora tengo un choclo en la canilla. Los pibes se cagaban de risa y yo caminaba como robot, re caliente."