Se usa cuando alguien vive siempre sin un peso, contando las monedas para el bus y estirando el sueldo hasta donde no da, pero aun así sigue relajado y de buen humor. Es como estar en la quiebra crónica y tomárselo con filosofía, porque al final uno se las ingenia y la vida sigue, aunque sea a punta de gallo pinto.
"Yo vivo pelado, mano, pero igual me lanzo a la playa con cien pesos, me cuelo en la fiesta y termino bailando hasta el amanecer como si fuera millonario"