Se usa para decir que alguien se está poniendo viejo gruñón antes de tiempo, como si de golpe tuviera ochenta años en el alma. Es cuando empezás a quejarte de todo, a renegar del ruido y a mirar con cara rara a la juventud. Es medio cargada cariñosa, pero también un aviso de que estás perdiendo la chispa.
"Che, dejá de abuelarte, ya estás renegando del reguetón, del TikTok y hasta del tereré frío, venite a la juntada y dejá de hacerte el viejo amargado en el pórtico."