Se dice cuando estás sin plata, pero nivel dramático, como para andar contando las monedas del bolsillo y aun así no te alcanza. Es una forma bien chilena de admitir que andas corto de lucas, medio endeudado o derechamente quebrado. Suena exagerado a propósito, y por eso mismo da risa.
"No salgo ni a la esquina, ando arrastrado mal, me quedan como quinientos pesos y el kiosco ya me mira feo."