Dicen que en Caracas no damos consejos cortos, sino que armamos unos cuentos kilométricos. El armámetro es esa habilidad criolla de agarrar una anécdota sencilla y convertirla en una novela, conectando historias, primos, vecinos y hasta el perro del edificio. Es como un superpoder para hablar paja con estilo, y hay que admitir que tiene su encanto.
"Chamo, me llamaste pa' preguntarme la hora y terminaste echándome tremendo armámetro de tu ex, del perro, del vecino y de la vez que casi te roban en Plaza Venezuela."