Se dice de un bebé tan lindo, cachetón y suavecito que su cara recuerda a una marraqueta recién salida del horno, toda redondita y perfecta. Es una forma súper cariñosa de halagar a la guagua, no es burla ni nada. Y la verdad, a veces sí dan ganas de comérselos a besos, aunque mejor solo a besos.
"Mirá ese bebé de marraqueta, che, con esos cachetes parece pancito caliente, dan ganas de apapacharlo hasta que se quede dormidito en tu pecho."