Se dice cuando te estás comiendo la cabeza a lo bestia con un problema, una idea o una rayada, dándole vueltas sin parar hasta acabar frito. Vamos, pensar tanto que parece que te echa humo el coco. Muy de andar dándole al tarro por cosas que igual ni merecen tanto drama.
"Deja de calentarte los cascos con el examen, sal a dar una vuelta, te tomas un café y luego lo pillas todo mucho más claro."