En Bogotá se usa para hablar de una corrida brava, de esas que te pegas cuando vas tarde, ves el bus arrancando o el Transmi cerrando puertas y sales disparado como atleta olímpico de barrio. Es esa mezcla de prisa, estrés y deporte forzado que nadie pidió, pero que igual toca. Y hay que admitir que a veces da risa.
"Parce, iba todo relajado y cuando vi el Transmi cerrando puertas me tocó pegarme un carrerón por toda la estación, casi me estrello con media Bogotá."