Se usa para hablar de gente joven que llega con ganas, ideas frescas y mucha energía. Es ese corillo que entra a un jangueo, a un trabajo o a un proyecto y lo pone a correr de verdad. A veces también se dice medio en broma cuando quieren reemplazar a los viejos del grupo, aunque duela aceptarlo.
"Papi, desde que llegaron esos chamacos al equipo hay sangre nueva, ahora sí que el negocio va a romper bien duro en San Juan."