Se dice de alguien muy sentimental y cambiante, que pasa del drama a la risa en nada, como si el corazón se le abriera y cerrara a cada rato. Vamos, que hoy está hecho un mar de lágrimas y en cinco minutos está tan pancho. Tiene un puntito exagerado, pero también es bastante entrañable.
"Déjalo, pijo. Juan es un corazón de abanico: se pone a llorar con un anuncio y a los dos minutos está descojonado con un vídeo tonto en el móvil."