En el Cesar se usa para decir que alguien sale corriendo del susto, todo asustado y sin dignidad, como si hubiera visto al mismo diablo. Es ese que no aguanta nada de miedo y arranca a correr sin mirar atrás. Suena chistoso porque exagera lo cobarde que fue la salida. Y hay que admitir que la expresión tiene su sabrosura costeña.
"Apenas apagaron las luces y sonó un portazo en la finca, el man salió a correr mondongo por todo el patio, dejó las chancletas, el vaso de tinto y casi hasta el orgullo tirado en el suelo"