Se dice cuando a alguien le entra el miedo de golpe y se raja justo antes de hacer algo que ya traía bien pensado. Vamos, que se le va la valentía y se queda chiquito, como gallina espantada. Muy de rancho para describir ese momento en que el valor se te escurre de las manos.
"Ya iba a cantarle el tiro a la morra en la plaza, pero me dio el corazón de gallina y nomás me quedé viendo el kiosco, bien tieso."