Se usa para decir que uno quedó en deuda con alguien, pero no solo en plata, también en favores y en cariño. Es como aceptar que esa persona se portó tan bien que ahora toca corresponderle de alguna forma. Suena muy de barrio, muy de confianza, y la verdad es que tiene su sabrosura costeña.
"Desde que la vecina me prestó pa' la luz y me dio almuerzo tres días seguidos, mejor dicho, yo a esa señora se la debo hasta que me muera."