Se dice cuando alguien se tarda un buen en arreglarse el pelo y se arma un peinado bien producido, con copete o cresta, como de gallo presumido. Va con burla cariñosa, tipo: ya deja de verte al espejo y vámonos. No es que esté mal verse chido, pero a veces se pasan de artistas capilares.
"Ya vámonos, güey, que llevas media hora en el baño diseñando el gallo y nomás vamos a los tacos. Te vas a despeinar con la salsa."