Se dice cuando estás nervioso, asustado o con el estrés por las nubes, como si el corazón fuera a salirse del pecho. Es ese estado de estar a mil, sudando frío y pensando lo peor, típico antes de un examen, una cita o cuando te llaman del banco. Suena muy de la tierrita y pega duro.
"Uy, mijo, mañana me toca sustentar y ya estoy echando treinta, ni el tinto me baja la tembladera."