Se dice cuando vas a casa de alguien a “visitar”, pero con ese toque de ir a ver qué se cuece. Puede ser por cariño, por compromiso o porque te mueres de ganas de enterarte del chisme y asomarte a la vida ajena. No siempre es mala onda, pero sí trae curiosidad incluida.
"Al rato voy con mi tía a echar visita, según nomás a saludar, pero yo quiero saber si ya tronó con el novio otra vez."