Se dice cuando te vas a tomar un traguito, un sorbo pequeño, casi de compromiso, pero que suele acabar en otro y otro. En Navarra encaja de lujo en bodegas, meriendas y sobremesas con vino o pacharán. Es una forma cariñosa de proponer un plan sencillo: beber algo y echar un rato a gusto.
"Venga, antes de irnos a casa, nos echamos un traguico en la bodega y ya si eso hablamos de la dieta mañana, ¿no?"