Expresión muy andaluza para hablar de echarse una cabezadita al solecito, tirado como un lagarto en una roca, sin prisas y sin preocupaciones. Es ese momento glorioso en el que el calor te abraza, cierras los ojos y entras en modo zen playero total. Y oye, quien diga que no es felicidad pura, miente descaradamente.
"Ni gimnasio ni historias, yo después del pescaíto frito me echo una siesta al sol en la tumbona y me quedo más tieso que un lagarto en una piedra, hasta que me despierta el del chiringuito gritando que hay rebujito fresquito."