En Tolima se usa para decir que alguien está en un estado de relajación brutal, bien echado y sin una sola preocupación en la cabeza. Es como cuando te pega el sopor del almuerzo, te tiras a la hamaca y el mundo puede explotar que tú ni te enteras. La expresión suena tierna, pero en verdad es puro goce costeñito interiorano.
"Hermano, después de ese tamal tolimense con chocolate y almojábana quedé tirado en la hamaca, roncando y babeando, mejor dicho estaba como ciruela viendo pasar las nubes."
En la selva peruana se suelta para decir que alguien está sudando a lo bestia, empapado, chorreando como si lo hubieran exprimido. Es la típica frase cuando el calor de Iquitos te pega duro y ya no sabes si eres persona o una fruta en licuadora. Muy gráfica y bien de calle.
"Mano, salí a hacer unos mandados y con este calor de Iquitos ya estoy como ciruela, chorreando, ni el polo se salva."