En Trujillo se suelta para decir que alguien está bien pasado de tragos y ya anda mareado, medio ido o haciendo papelones. La idea es que se le subió tanto el alcohol que está rojo como tomate, con la cara encendida y cero equilibrio. No es elegante, pero pinta la escena perfecto.
"Mano, después de tanta chela en la esquina, Juancito estaba como un rojo, rojo de cara y queriendo bailar marinera con la escoba."