Se usa para decir que alguien está reventado, medio atontado o físicamente hecho polvo, como si lo hubieran machacado tanto que ya no da más. Puede ser por cansancio, por un golpe o por una situación que te deja medio sonso. Es de esas frases que suenan tiernas, pero en verdad te están diciendo que estás para el arrastre.

"Hermano, después de subir al cerro con esa resaca criminal, terminé hecho un membrillo, ni para bajar a comprarme una Inca Kola me daba el cuerpo."

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