Se dice de alguien que impone por presencia, tamaño o carisma, como si fuera un personaje de leyenda misionera. Entra a un lugar y automáticamente se roba la escena: todos se callan, lo miran y hasta le hacen lugar. Sirve tanto en serio como en chiste para ese que parece más grande que la vida.
"Cayó el Tito al cumple, se paró en la puerta y ya era el Gigante de Itacuararé: nadie escuchaba la música, todos pendientes de sus chamuyos."