Se dice cuando alguien se hace el tonto o el desentendido a propósito para no hacerse cargo de algo, evitar un reto o zafar de un quilombo. No es que no entienda, es que se hace el gil para que la pelota le pase de largo. Muy de charla cotidiana, con ese toque pícaro cordobés.
"Le dije que ponga plata para el asado y se hizo el gil, miró para otro lado y se fue a cebar mate como si no hubiera escuchado nada."