En Aragua, jardinear no es ponerse a regar matas, sino salir a cazar chismes frescos del barrio. Es darse la vuelta por la bodega, la panadería o la esquina para enterarse de quién peleó, quién se cuadró novio nuevo y quién anda hablando de quién. Es puro sapeo social, pero con estilo y bastante veneno cariñoso.
"Vecina, alístese que vamos a jardinear a la bodega, que dicen que el marido de Carmen no durmió en la casa y eso está mejor que novela turca."
En Cali y el Valle, jardinear es irse a parchar suavecito, como quien se tira al parque o a una esquina con sombra a perder el tiempo rico. No es trabajar ni correr, es estar en modo relax, hablando carreta, mirando gente y, si se puede, con un cholado o un bonice en la mano. Planazo sencillo y sabroso.
"Hoy no cuenten conmigo, ve. Me voy a jardinear al parque con la tropa, a echar carreta y a bajarme un cholado bien cargado."
Se usa para hablar de cuando te quedas tirado sin hacer nada productivo, solo existiendo y dejando que el tiempo pase. Es como estar plantado, pero con más estilo, como si fueras una maceta VIP tomando sol y pensando en la inmortalidad del cangrejo. Básicamente, es vaguear con actitud contemplativa, y la verdad es que suena bastante fino.
"Mañana ni salgo, causa, me voy a quedar jardineando en la azotea con mi chela, mirando las nubes y dejando que el día se muera solo."
Se usa para hablar de ir a chismear sabroso con la vecina o con la banda del barrio, casi siempre en el jardincito de enfrente para que parezca plática inocente. Es básicamente ponerse al día con todo el salseo local mientras se riega una maceta o se mueve una plantita. Y la neta, el chisme con pastito se disfruta más.
"No manches, fui a jardinear tantito con la doña de la esquina y salí con más información que noticiero de las nueve, ya hasta sé quién anda con el del Oxxo."