En Bolívar, llamar a alguien metro es tirarle una pulla a la gente que se cree demasiado exacta, correcta o medida para todo. Es como decirle que es un maniático de los detalles, que se la da de perfecto y medidor profesional de la vida. Suena inocente, pero lleva veneno cariñoso y un poco de burla incluida.
"No seas metro, chamo, nadie se va a morir porque la arepa tenga un centímetro más de queso del que tú calculaste con tu mente ingeniera."
En teoría es ese tren subterráneo moderno que conecta toda la ciudad, pero en Santa Cruz es casi un chiste interno. La gente lo menciona como si fuera un mito urbano, tipo dinosaurio con wifi. Todo el mundo habla del metro, pero verlo es más difícil que encontrar aire fresco en el cuarto anillo al mediodía.
"Le dije a mi vieja que iba a llegar rápido porque iba a ir en metro y se cagó de risa, me dijo que mejor espere sentado en la rotonda del Cristo hasta que aparezca uno"