En Sucre, una parranda es una fiesta bien prendida, de esas que arrancan con música y trago y se alargan sin pedir permiso. Puede ser con tambor, vallenato o lo que haya, pero la idea es la misma: bailar, vacilar y amanecer si toca. Descansar aquí es rumbear, y punto.
"Este finde hay parranda donde Juan: cae temprano, trae hielo y no me vengas con cuentos del trabajo, que el que suelte esa paga la primera y se aguanta el coro."
En Venezuela, una parranda es una fiesta con música, trago y gente con ganas de echar broma hasta que amanezca. Puede ser desde un rumbón improvisado en una casa hasta una salida con la banda sonando duro. La idea es parrandear, olvidarte del estrés y dejar que el cuerpo mande. Y sí, suele terminar en cuentos.
"Nos fuimos pa' una parranda en casa de Carlos y eso se prendió durísimo, ron pa' todo el mundo, salsa a full y hasta el vecino terminó bailando en cholas."
En el Caribe colombiano una parranda es un fiestón con música a todo volumen, ron, comida y gente echando cuento hasta que amanece. Puede ser en la casa de alguien, en la terraza o en cualquier esquina donde haya un picó sonando. Es de esas fiestas que empiezan tranquilas y terminan con todo el barrio metido.
"Hermano, esa parranda donde Juano se prendió tanto que hasta la vecina amargada terminó bailando champeta encima de la mesa del comedor."
En Falcón una parranda es un rumbón brutal, de esos que arrancan con cuatro birras y terminan con medio barrio cantando gaitas o vallenato a grito pelao. Es fiesta larga, desordenada, con baile, chisme, sancocho de madrugada y gente durmiéndose donde caiga. Básicamente, una celebración que se va de las manos, pero sabroso.
"Muchacho, esa parranda en la casa de la tía Chana estuvo tan brava que amanecimos bailando en la azotea y el vecino terminó abrazado a la corneta en pleno Punto Fijo."