Se usa para bardear a alguien que se hace el fino, el elegante o el millonario porque se pone ropa cara o medio de marca, pero en realidad no le da el presupuesto ni el estilo. Es como decir que es un cheto de juguete, todo fachada y cero glamour real, aunque a veces da ternura y risa a la vez.
"Mirá al perrito cheto de Juan, se compró unas zapas truchas en la feria y ahora camina por la plaza como si fuera dueño de medio Posadas."