Se dice cuando alguien se queda tranquilísimo, como si no hubiera pasado nada, incluso después de soltar una burrada o hacer algo que debería dar vergüenza. Es ese rollo de me da igual y aquí paz y después gloria. Muy de quedarse con cara de póker mientras el resto flipamos un poco.
"Le dijo al profe que el trabajo se lo comió el perro, y se quedó tan ancho. Nosotros sudando tinta y él, como si estuviera en la playa de Gandía."