En Lara se usa para decir que alguien se va a caminar sin rumbo, a dar vueltas por la ciudad para despejar la mente, casi siempre después de un chasco amoroso o una mala noticia. Es como salir a vagar para botar la mala vibra. Y la verdad, a veces esas caminatas terapéuticas salvan más que cualquier psicólogo.
"Hermano, después que Mariana me soltó el clásico te quiero como amigo, me fui a repartir roscas por el centro de Barquisimeto hasta que las luces de la Flor de Venezuela se apagaron y yo seguía dando vueltas como loco."