Se usa para decir que alguien es muy insistente, cargante y pelma, de esos que no paran aunque les cambies de tema tres veces. Es la típica persona que te agota solo con verla aparecer por la esquina. La comparación con la oreja sin pendiente es absurda, pero justo por eso tiene su gracia y se queda a fuego.
"Tía, el vecino del quinto ha vuelto a venir a hablarme de sus gallinas, es más pesado que una oreja sin pendiente, casi salto por la ventana pa librarme"