Llamar a alguien malaje es decir que es un sieso, un aguafiestas de manual, de esos que siempre están con mala cara y peor humor. No es solo estar serio, es tener un rollo amargado que corta el buen ambiente. En Andalucía se usa mucho para señalar al típico que llega y baja la energía del grupo sin despeinarse.
"Ni se te ocurra traer a tu primo al pescaíto, que es un malaje y nos deja el sarao más frío que el gazpacho del día después."