Se usa cuando quedas llenísimo después de atascarte de comida rica, sobre todo casera, de esas que hace la abuela con amor y manteca. Estás tan satisfecho que casi ni puedes respirar, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Es como decir que quedaste bien empachado, pero en versión tierna y muy colimota.
"No manches, quedé bien tapeado con el pozole y las tostadas de pata, ya solo me falta que me rueden hasta el sillón porque yo ya no jalo."