Se dice cuando alguien está que revienta de cólera, con los nervios a mil y la paciencia en cero. Es como tener la sangre hirviendo por dentro, listo para soltar el grito o mandar a alguien bien lejos. En Arequipa pega perfecto porque entre el carácter y el Misti, la imagen del volcán sale sola.
"Le cambiaron el turno sin avisar y el pata tenía la sangre en ebullición, renegando como si el Misti ya estuviera echando humo."