En Cuba se usa para hablar de alguien o algo súper pesado, que da mil vueltas sin llegar a nada y termina cansando a todo el mundo. Es como cuando un tema ya está más que hablado y todavía siguen con la misma muela. Suena inocente, pero cuando te lo sueltan es porque ya colmaste la paciencia.
"Asere, deja ya el treinta y dos con el chisme de tu ex, que llevas dos horas en la misma muela y me tienes fundido."
Se dice cuando tenés un hambre feroz, de esas que te hacen ver un asado y emocionarte. Viene de la exageración campera tipo comería hasta treinta y dos vacas, o sea, que te comerías lo que venga. Muy de charla de campo, bien a lo bruto y con gracia.
"Volvimos de arrear todo el día y yo tenía un treinta y dos tremendo, me bajé dos choripanes y todavía miraba la olla como si me debiera plata."