Se usa como grito cariñoso para llamar o nombrar a tu grupito de amigos de siempre, los que están en todas: asado, mate, chisme y bancarte cuando pintan dramas. Es como decir mi gente o mi banda, pero con vibra de equipo inseparable. Queda re bien para arengar y juntar a la tropa.
"Che, tribu, caigan a casa que hay mate y sobró asado. Después pintó boliche y terminamos cantando cumbia en la vereda, como siempre."
Se usa para hablar del grupo de panas que siempre andan pegados, como un combo fijo que cae junto a todos lados. Es esa gente con la que rumbeas, echas cuentos, comes arepa en la esquina y hasta haces locuras. Si ves a uno, sabes que por ahí mismito viene toda la tribu armando el bochinche. Y la verdad, da gusto tener una.
"Llegué al Sambil a comprar una vaina y terminé dando vueltas por todo el centro con la tribu, echando chistes y montando fotos como si fuéramos influencers de mentira."
En Caracas, decir mi tribu es hablar de tu combo de panas, la gente con la que te la pasas pegado: salen juntos, se cubren las espaldas y se lanzan a cualquier plan, desde una rumba hasta una vuelta improvisada. No es nada ancestral ni místico, es puro sentido de pertenencia. Y sí, suena bien bonito cuando lo dices.
"Me fui con mi tribu pa' La Guaira y entre música, birras y chistes malos terminamos armando un sancocho brutal. Los panas no fallan."
En El Salvador se usa para hablar de la familia cercana o del grupo de amigos más íntimos, esa gente con la que siempre andas metido en líos y aventuras. Es como decir mi gente, mi combo, mi manada. Suena cariñoso y un poco desmadroso, y hay que admitir que tiene bastante encanto cuando se dice con orgullo.
"Mirá, el sábado nos juntamos toda la tribu, armamos la gran parranda, se nos fue la mano con las birras y terminamos viendo el amanecer tirados en la arena de la playa."