En Yucatán se usa para cuando alguien se da un madrazo fuerte y se queda todo aturdido, medio bobo, como si hubiera visto un fantasma chiquito. También puede usarse para cuando algo se descompone de repente y te deja tirado sin avisar. Es de esas palabras que suenan chistosas aunque el golpe sí duela.

"Me achocoté con la hamaca al levantarme medio dormido y terminé tirando el ventilador, la silla y hasta al pobre perro."

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