En el Cauca se usa para hablar de un horizonte bien bonito, de esos atardeceres que se ven entre montañas y te dejan medio bobo mirando al cielo. Es una palabra juguetona, muy de tierra fría y charla tranquila, que suena a café caliente y chisme suave. Y hay que admitir que el nombrecito tiene bastante encanto.
"Parce, ese chimchimbaco está tan brutal que hasta el perro se quedó quieto mirando, ni caso le hizo al mototaxi pasando a toda mecha."