En Trujillo se usa para hablar de una borrachera brava, de esas en las que chupas tanto que al día siguiente no te acuerdas ni quién te trajo a tu jato. Es como decir que te pusiste un ciego monumental, bien a lo trujillano, con chelas, risas y probablemente un par de vergüenzas ajenas.
"Hermano, el sábado me metí tal chupetón que desperté con resaca, sin plata y con un pan con chicharrón en la mano sin saber de dónde había salido."