Se suelta cuando alguien va a comer poquísimo, como si solo fuera a oler el plato y a vivir del aire. En tierras de Castilla y León eso de racanear con la comida se ve casi como un pecado gastronómico, y quien lo hace se gana cachondeo para rato. Y oye, algo de razón tienen, porque allí se come como si no hubiera mañana.
"¿Que solo vas a cenar una sopita y un yogur, criatura? Luego no digas que tienes hambre, que aquí no venimos a coger aire como un pajarillo, venimos a arrasar con el cocido y lo que se ponga por delante"