Se usa para hablar de una atención exagerada, casi obsesiva, hacia alguien. Es cuando estás tan pendiente de una persona que en vez de ayudarla la ahogas y no la dejas vivir tranquila. Mucha gente lo dice medio en broma, medio en reclamo, porque tanta cuidadera cansa y hasta quita las ganas de hacer cualquier cosa.
"Mamá, bájale a la cuidadera, que ya estoy grande, no me va a raptar nadie por ir a la tienda de la esquina, relájate un pelo."