Se dice de alguien que está dando la brasa sin parar, insistiendo con lo mismo hasta ponerte de los nervios. Vamos, el típico que te taladra la cabeza con su tema, te persigue con mensajes o no pilla indirectas. En Madrid suena muy de barra y de curro, y se usa para quejarse con gracia.
"Tío, deja de dar el tambor con lo del gimnasio, que venimos a tomar unas cañas y ya me estás rayando la tarde."