Se dice cuando alguien se pone terco y no suelta el tema ni a palo, sigue insistiendo y discutiendo aunque le estén mostrando que está meando fuera del tiesto. Es como encapricharse con tener la última palabra y cansar a todo el mundo hasta que le den la razón por agotamiento. Bien de necio, pero pasa.
"Parce, Juan lleva una hora dándola de terco con que el aguacate es grupo alimenticio aparte y ya hasta la abuela se paró de la mesa del fastidio."