Se dice cuando te pones a escuchar a alguien con full atención, ya sea por cariño o porque el cuento viene sabroso. Es como prestarle oído, pero con ese toque de complicidad de panas. En Nueva Esparta suele salir mucho cuando hay chisme caliente o cuando alguien necesita desahogarse. Y sí, uno se hace el serio, pero quiere saberlo todo.
"María llegó con el cuento del vecino y yo le dije: siéntate ahí, pues, que te voy a dar la oreja. Dale, suelta todo, que aquí nadie juzga y el chisme está encendido."