Se usa cuando alguien decide cerrar o abandonar un negocio pequeño, un puesto o la chamba donde se gana la vida del diario. Suele sonar muy de barrio, como de tiendita, puesto de tacos o fondita familiar. A veces también se dice cuando alguien ya se hartó de la rutina y manda todo a volar, con todo y changarro.
"Mi tío ya se cansó de aguantar borrachos en la cantina, dice que va a dejar el changarro y mejor se va a poner a vender micheladas en la playa"