En Yaracuy se dice cuando alguien te lanza una mirada o una mueca bien marcada, casi siempre de fastidio, desaprobación o puro juicio silencioso. No hace falta decir nada, con el gesto ya te dejaron claro el mensaje. Es ese “ajá, ¿y tú qué?” que te atraviesa y te pone en tu sitio.
"Llegué tarde a la reunión y el jefe ni habló, pero me echó un gesto que me dejó frío. Yo me senté calladito y me puse a trabajar como si nada."