En casi todo el mundo hispano echar un kiki es tener sexo rápido y sin mucha historia, un polvete de confianza. En Canarias también se entiende así, aunque a veces la peña lo suelta medio en broma para no decirlo tan directo. Es una expresión bastante picantona, pero muy usada en conversaciones entre colegas, y hay que admitir que tiene su gracia.
"Chacho, anoche eché un kiki con la piba que conocí en el chiringuito y hoy ando con una sonrisita que no se me quita ni a palos"