Dicho muy del norte que se usa para decir que alguien está hablando de más, echando chisme o metiéndose donde no lo llaman. La idea es como “ponerle de más” a la machaca, pero con la lengua: puro bla bla y comentario innecesario. Va en tono de carrilla, no tan pesado, pero sí para bajarle dos rayitas.
"Ya, primo, no le eches lengua a la machaca: si no vas a ayudar, mínimo no estés metiendo cizaña mientras hacemos el cabrito."