Decir algo exagerado o una mentira con todo el descaro, solo por molestar o ver la reacción del otro.
"No le creas, pana. Se echó tremendo carro cuando dijo que ganó la lotería y compró un yate."
En Miranda se dice cuando alguien se da la gran vida o se pone en modo fino después de cobrar o de resolver algo, como si estuviera nadando en billetes. Es vacilarse, relajarse y gastar sin pena, aunque sea por un ratico. Suena medio en broma, medio en crítica, pero con su toque sabroso.
"Cobró la quincena y ya anda echándose el carro, invitando cervezas y pidiendo delivery como si fuera el dueño del centro comercial."