En Canarias se dice cuando te pegas una siesta de las buenas, de esas que te dejan grogui y con la cara marcada del sofá. Es como desconectar del mundo un rato y que no te venga nadie con recados ni dramas. Suele usarse después de comer o cuando estás reventado. Mano de santo, vaya.
"Chacho, después del almuerzo me eché un majá que cuando me levanté ya era de noche y mi madre pensando que me había fugado."