En Zulia, echarse un toque es tirarse una siestica corta para recargar las pilas después de comer. No tiene nada que ver con sustancias raras, es puro sueño y flojera sabrosa. Es ese ratito bendito en el que te tiras en la cama o el mueble y desapareces del mundo. Y la verdad, se disfruta un montón.
"Verga, quedé full con ese patacón y la malta, voy a echarme un toque un ratico y después sigo con ese poco de trabajo atrasado."